Democratización de la innovación
Que dice, bueno, se publica en Harvard Business Review un Special Issue sobre «How to thrive in a GenAI world». Es decir, «Cómo prosperar en un mundo impulsado por la IA Generativa»
Vamos a tener que digerirla sí o sí. Y si lo hacemos bien, nos puede ayudar. Nos debe ayudar. Pero, hoy, me encuentro especialmente prolijo y voy a terminar las contribuciones planificadas para hoy con una contribución no prevista.
Estoy preparando la charla que impartiré mañana, 15 de noviembre, ya que con motivo de San Alberto, la Facultad de Ciencias Experimentales organiza un Simposio de Investigación en Ciencias Experimentales. Y trataré de invitar a que la innovación se democratice. Es decir, voy a exponer un «flujo» de trabajo y a recomendar herramientas que permitan favorecer la productividad del candidato a doctor (aka doctorando).
Ahora todos innovarán…
Según dice la revista, el que la GenAI nos descargue de tareas mundanas nos hará más creativos. Pero esto no es verdad. No nos hará más creativo. La GenAI nos va a dirigir los caminos. O a abrir nuevos que serían impensables. Y esto va en relación a lo que he aportado en el Parlamento de Andalucía (ver noticiasdealmeria.com) Y es que si la IA lo dice la prole lo hace.
En 2017, tras buscar soluciones (muchas) a un colega (Química Analítica – UGR) se nos ocurrió modificar la codificación de los QR para que expresara dinamismo en función de condiciones ambientales. Y fue un impacto en la ciencia (que no se supo aprovechar, todo sea dicho) tanto que hasta la UGR lo anunció por toda Granada:
Pero, volviendo de Estados Unidos, leía esta revista (Harvard Business Review) y me encuentro con lo siguiente:
Preguntale a la IA que te va a alumbrar el camino. Con caminos, hasta ahora, inescrutables para el humano. Pero la cosa no queda ahí:
Y claro, si le pides «ideas» la genAI trabaja para tí, y te proporciona sugerencias. Entre ellas está la idea que generaría la patente que desde 2021 (se gestó en 2017, pero chico, la burocracia) tenemos.
Esto debe hacernos cuestionar el origen de la información que alimenta a estos motores de generación de «conocimiento». Y considerar que no se está dando el crédito merecido a quienes han desarrollado patentes, y conocimiento sobre el que ahora se proporciona casi sin otro esfuerzo que el de escribir un prompt ingenioso. No dejo caer que la idea publicada en HBR haya germinado de nuestras aportaciones, no. De otras similares, probablemente, pero quien recoja las ideas podrá hacer avanzar la ciencia, lo que no tengo tan claro es a quién atribuirle el mérito.
Oiga, y entonces ¿los sistemas de acreditación académica que permiten la promoción en las universidades? Que justo se apoya en el reconocimiento del mérito… Si ya se está bloqueando el reconocimiento del mérito cuando se publica en revistas del JCR (que están marcadas -discutible legalmente- como predadoras; no obstante, evidente desde la perspectiva práctica), ¿qué se debe hacer de ahora en adelante con los progresos científicos a la vista de lo expuesto?
¿Se acabará el abuso a los becarios, de las «granjas» de becarios, produciendo para sus supervisores? Es fundamental replantear este sistema que parece un ciclo interminable de explotación. Los becarios, muchas veces, son quienes realmente llevan el peso de la investigación, mientras que quienes supervisan, en ocasiones, se llevan el reconocimiento y el crédito. Esto abre un sinfín de interrogantes sobre la ética en la academia y sobre cómo se valora el trabajo de los jóvenes investigadores.
No sólo toca analizar la sociedad que nos viene, toca reformular hasta el sistema universitario. Es necesario crear un marco más equitativo donde el mérito sea reconocido de manera justa y donde las nuevas ideas sean valoradas en su justa medida, sin el temor constante a que sean apropiadas sin el debido reconocimiento. La colaboración y la transparencia son claves en este sentido. La comunidad académica debe unirse para construir un futuro donde el conocimiento fluya libremente y se reconozca debidamente a todos sus contribuyentes. Este cambio implica revisar los criterios de publicación, el proceso de revisión por pares, y el valor que se le da a las contribuciones individuales dentro de los equipos de investigación. Solo así podremos avanzar de manera significativa en el ámbito científico y académico.


